La lechuga es una verdura de hoja verde, una planta herbácea que se cultiva con fines alimentarios, normalmente para consumir cruda en ensaladas y otros platos, aunque también se puede utilizar como ingrediente de batidos, zumos o infusiones.
La combinación de agua, fibra y potasio convierte a cualquier tipo de lechuga en un alimento con efecto saciante, laxante, depurativo y diurético. La lechuga es, a su vez, un alimento poco calórico, así que si estás controlando tu peso, no importa qué tipo de lechuga elijas, ya que todas son bajas en calorías.
Un truco para su conservación: evita almacenar lechuga junto con manzanas, peras o plátanos. Estas frutas despiden gas etileno, un agente natural de maduración, que hará desarrollar manchas marrones y podredumbres en la lechuga rápidamente.
La lechuga Iceberg
En España el cultivo de la lechuga ‘iceberg’ arrancó a finales de los 70 en el Delta del Ebro. Hoy España es el tercer productor mundial de lechugas y el primero en Europa, con 1.069.500 toneladas al año. Murcia y Andalucía concentran la producción.
La iceberg es esa lechuga redondita con forma de pelota prieta, de color verde claro. que se conserva sin estropearse varios dias en la nevera, sobretodo en comparación con el resto de lechugas. Se vende envuelta en un plástico “film” y casi no hay ni que lavarla porque viene siempre impoluta. Agrega una rica y crujiente textura a la ensalada.
Durante unos diez años de mi vida, para mantener la línea, cené una ensalada de lechuga iceberg, cada día, de lunes a viernes. Mis ensaladas eran variadas pero siempre tenían en común el tipo de lechuga que utilizaba: la iceberg.
Cuando empecé a cambiar mi sistema de alimentación y a estudiar las propiedades nutricionales de los alimentos, me di cuenta enseguida del error. ¿Puede uno equivocarse con la lechuga que utiliza? Pues sí, el tipo de lechuga utilizado provoca grandes diferencias en los valores nutricionales de las ensaladas (sin tener en cuenta el valor nutricional del resto de ingredientes agregados a la misma).
¿A qué se debe la mala fama de la lechuga iceberg? Pues a que es pura agua y tiene muy poca fibra. Le faltan vitaminas y minerales. Tiene poco sabor y es más insulsa que otros tipos de lechuga.
En una guerra de lechugas, la iceberg es sin duda la gran perdedora. Tiene pocas vitaminas A, C y poco ácido fólico y poco hierro. Le ganan terreno todos los otros tipos de lechugas y hojas verdes.
Las ganadoras de la batalla son la rúcula y las espinacas, estas últimas con un valor nutricional por encima del resto (sólo le supera la rúcula en calcio).
Y como una imagen vale más que mil palabras, veamos una breve comparativa de algunos de los nutrientes presentes en distintas lechugas y hojas verdes para ensaladas:
Sustituir las hojas de espinacas o la lechuga romana por la lechuga iceberg es una buena opción, pues proporcionan una increíble cantidad de vitaminas y minerales (contienen magnesio, calcio y hierro), son muy ricas en antioxidantes, ayudan a combatir la grasa (son poco calóricas). Las espinacas, además, contienen mucho betacaroteno (por lo que poseen propiedades contra el envejecimiento y contra el cáncer).
“Somos lo que comemos”. Éste es un mantra que se impone mucho actualmente y en el que yo creo. La tendencia de lo verde, de lo verdísimo, de las hojas vitaminadas, de las hojas amargas y repletas de clorofila, está desterrando a la lechuga iceberg de los platos más “in”.
Cada vez más se busca llenarnos de vitaminas y minerales en cada bocado que ingerimos. Cuánto más verde es una hoja, más fibra y más clorofila tiene.
Nutricionalmente hablando, ve siempre con el equipo ganador, tu salud te lo agradecerá!