¿Qué son los alimentos transgénicos?
Los alimentos transgénicos, denominados y conocidos como OMG (Organismos Modificados Genéticamente) son aquéllos que han sido manipulados alterando el ADN de sus genes para lograr incrementos de productividad, mejorar la resistencia a las plagas o a los herbicidas, y/o introducir características nuevas de calidad o cualidades especiales que no poseen de forma natural.
Estas alteraciones de los alimentos inicialmente se justificaban como solución al hambre mundial, para favorecer la agricultura, al consumidor,… sin embargo, conllevan muchos peligros:
- Peligros para la salud ( tales como alergias, resistencia a los antibióticos, contaminación química en los alimentos, reducción de la fertilidad, sospechas -aunque no está demostrado- de influir en la aparición de enfermedades como el cáncer…) Es de significar que los riesgos sanitarios no han podido todavía ser evaluados a largo plazo.
- Peligros para el medioambiente (toxicidad de la agricultura, pérdida de la biodiversidad y de la semilla tradicional, afectación a la flora y la fauna)
- Peligros para la economía (oligopolio de potentísimas empresas multinacionales que se dedican al desarrollo de los transgénicos que se expanden a nivel mundial, apoderándose del mercado de las semillas y de sus productos químicos asociados, y acabando con la producción de los agricultores tradicionales que no pueden competir en precios).
Los transgénicos más comunes que encontramos en el mercado inicialmente eran de origen vegetal (maíz y derivados, soja y derivados, algodón, patatas, caña de azúcar, arroz, tomates de larga duración, fresas, piñas, pimientos, etc…) pero hoy día ya se están introduciendo animales modificados genéticamente.
La posición de la Unión Europea en relación a los transgénicos
Frente a la escasa simpatía europea por los transgénicos, países como Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá o la India se han convertido en líderes mundial de variedades transgénicas de los alimentos.
La Directiva Europea 2015/412/CE dio la posibilidad a los estados miembros de la Unión Europea de restringir o prohibir el cultivo de OMG en su territorio. De 28 países, 19 han dado la restricción de cultivo.
Sin embargo, lamentablemente en mi opinión, España, lejos de no autorizar su cultivo, es el país pionero y líder en la siembra de variedades transgénicas en la Unión Europea. La mayor parte de la superficie de maíz transgénico de la UE está siendo sembrada en Aragón, Cataluña y Extremadura y los cultivos transgénicos han alcanzado una superficie agrícola relativamente significativa.
Ejemplos de alimentos transgénicos
- El famoso MON-810 de la empresa Monsanto, único transgénico autorizado en Europa para consumo humano, es una variedad de maíz transgénico creado para combatir las plagas del “taladro”, insecto que ataca el maíz.
- El también famoso salmón híbrido de la empresa Aquabounty. Se trata de un híbrido del salmón Chinook del Pacífico llamado Eelpout, diseñado para crecer el doble y mucho más rápido que un salmón tradicional.
- La soja transgénica, es el OMG más extendido y comercializado del mundo. Se encuentra en muchísimos alimentos procesados : leche, sopas, galletas, pan, cereales,… También la empresa Monsanto ha desarrollado variedades de soja para ser resistentes a su herbicida Round Up (glifosato), herbicida que mata todas las plantas excepto a la soja modificada genéticamente.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) y los transgénicos
La postura de la OMS es un tanto ambigua y aboga por evaluar caso por caso los distintos transgénicos y sus posibles efectos:
- Nos recuerda que los alimentos del mercado internacional, por mucho que sean transgénicos, pasan sus evaluaciones de riesgos y por tanto es poco probable que presenten peligros para la salud humana.
- La OMS se compromete a adquirir un papel muy activo en este tema para que podemos aprovecharnos de la tecnología usada en los transgénicos sin afectar a nuestra salud.
- Nos previene, eso sí, de los altos índices de alergias que producen los alimentos transgénicos y de resistencia que se produce en los humanos a los antimicrobianos que contienen los alimentos. Pero a la vez plantea que pueden mejorar la seguridad alimentaria (por su efecto anti plaguicida).
- Nos recomienda que se evalúe minuciosamente cada transgénico y se examinen los efectos producidos en la salud humana y en el medio ambiente a vez, y no de manera independiente.
¿ En qué quedamos??!!!
Pues aunque según la Oms no parecen tan malos, yo lo tengo claro: ante la duda, eliminar los transgénicos y optar por alimentos naturales no modificados genéticamente.
Aunque muchos sólo se autorizan para consumo animal, me solidarizo con los animalitos porque también ellos deben ser alimentados de la forma más sana posible, y porque los no vegetarianos, al consumir alimentos de origen animal ingieren también las sustancias de los transgénicos con los que ellos han sido alimentados.
La proliferación de enfermedades autoinmunes (diabetes tipo I, esclerosis múltiple, artritis…) y de alergias en las últimas décadas tiene mucho que ver con la ingestión de alimentos no naturales, procesados y refinados. Estas enfermedades son respuestas de nuestro organismo, que reacciona ante determinadas sustancias que no reconoce y que considera como “extrañas” o “invasoras”. Al haberse producido importantes alteraciones en la composición genética de los transgénicos parece, cuanto poco probable, que nos puedan traer complicaciones de salud en este mismo sentido.
Seamos cautos, los transgénicos son muy modernos (los primeros se cultivaron en 1992) , y es en la primera década del siglo XXI cuando están proliferando: recordemos que sus efectos a largo plazo todavía se desconocen.
Hay una realidad científica innegable: los alimentos orgánicos contienen un 90% más de minerales que los productos fertilizados químicamente y que los alimentos resultantes de la ingeniería genética.
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Hasta pronto!