Las personas no morimos “de viejos”. Sin duda, morimos por culpa de las enfermedades que contraemos.
La mortalidad en los países occidentales tiene como causa principal toda una lista de enfermedades, que, por importancia, sobretodo en orden cuantitativo son:
- Enfermedades coronarias y cardiovasculares
- Enfermedades pulmonares, Epoc y asma
- Enfermedades cerebrales (Alzheimer e ictus)
- Cáncer del aparato digestivo ( pancreáticos, colorrectal, esofágico)
- Infecciones respiratorias y sanguíneas
- Diabetes,
- Hipertensión arterial
- Enfermedades hepáticas (cirrosis, cáncer de hígado…)
- Cáncer en la sangre( linfoma, mieloma, leucemia…)
- Insuficiencia renal
- Cáncer de mama
- Cáncer de próstata
- Parkinson
La pandemia de estas enfermedades se debe, en gran parte, al cambio producido, ya en casi el mundo entero, hacia una dieta dominada por alimentos procesados y de origen animal (carne, lácteos, huevos, refrescos) y por el azúcar y cereales refinados.
Es una realidad que cuando los países en vías de desarrollo adoptan dietas occidentalizadas las tasas de enfermedad aumentan drásticamente en enfermedades asociadas a la dieta como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Es también una realidad que existen hoy día al abasto de casi toda la población y de casi todos los países desarrollados, medicamentos que pueden ayudar a tractar estas enfermedades.
Así pues, hoy día los médicos prescriben estatinas para reducir el colesterol y en consecuencia para reducir el riesgo de angina de pecho o infarto, o se prescriben inyecciones de insulina para controlar la glucemia en enfermos de diabetes, o diuréticos y antihipertensivos para controlar la hipertensión. Hay un medicamento para tratar cada enfermedad.
En cambio, hay una sola dieta para ayudar a prevenir, a detener o incluso a mejorar todas estas enfermedades que pueden llegar a ser mortales. No hay una forma de alimentarse óptima para el pulmón, otra indicada parar el riñón, otra para el hígado y otra para el páncreas. Una dieta recomendable para el corazón, lo es también para el aparato digestivo, por ejemplo.
Los medicamentos apuntan a funciones específicas y tratan únicamente los síntomas de la enfermedad. Sin embargo, una alimentación sana puede beneficiar a todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo conjuntamente, y no tiene efectos secundarios, o mejor dicho, sí los tiene, pero muy beneficiosos, ayudando a combatir la causa de la enfermedad y no sólo a soportar los síntomas.
¿Y cuál es esa dieta “milagrosa”?
Pues es la dieta basada en alimentos de origen vegetal , sin refinar (sin procesar y alimentos integrales) y que no propicia el consumo de carnes, ni de lácteos.
No estoy hablando de seguir una dieta con ningún calificativo “VEG” (vegana, vegetariana, …).
No hablo de etiquetar una dieta, sino de basar una alimentación en la evidencia y en la ciencia, que ha demostrado por activa y por pasiva que los beneficios nutricionales los aportan los alimentos integrales de origen vegetal: verduras, hortalizas, frutas, setas, frutos secos, legumbres, cereales integrales
El beneficio potencial que tiene una buena alimentación es infinito.
No te conformes con los fármacos, apuesta por una dieta saludable. Los medicamentos tienen siempre efectos secundarios indeseables. El efecto secundario de la alimentación saludable suele ser no tener que tomar más medicinas o, al menos, reducir su dosis significativamente.
Tú escoges la mejor opción!
Besitos!!!