Son unos hongos de origen del Este Asiático que tienen propiedades medicinales gracias a un componente denominado lentinano que es el responsable de que refuercen las defensas del organismo de forma sorprendente, al estimular la producción de linfocitos y mejorar nuestro sistema inmunológico.
Contienen también eritadina, sustancia gracias a la cual reducen los niveles de colesterol en sangre y la tensión arterial.
A pesar de que suele decirse que tiene eficacia anticancerígena, su eficacia en este sentido ha sido sólo probada en ratones de laboratorio y aunque se ha obtenido un porcentaje muy alto de remisión de tumores, no existen pruebas concluyentes en humanos.
Pueden encontrarse shiitakes frescos, congelados o secos. Si están secos o deshidratados, deben hidratarse (remojándolos en agua durante un par de horas al menos) antes de consumirse.
Los shiitakes pueden consumirse crudos o cocidos. Hay quienes dicen que no deben consumirse crudos porque provocan malestar digestivo o reacciones alérgicas. Sin embargo hay tres motivos por los que yo no comparto esa opinión: primero, en Asia (país de donde son originales) los comen crudos; segundo, son muchos los expertos en nutrición que aseguran que pueden comerse tanto crudos como cocidos; y tercero, y para mi el motivo más inequívoco, es el hecho de que tanto yo como mi familia los consumimos crudos habitualmente y nos sientan de maravilla.
Desde el punto de vista nutricional destacaré que los shiitakes:
- No tienen grasas.
- Tienen un alto contenido en hierro, zinc y magnesio.
- También tienen grandes cantidades de proteínas y fibra
- Son poco calóricos (sólo 35 o 40 calorías por cada 100 gramos
- Contienen 9 aminoácidos esenciales (especialmente Metionina y Arginina)
- Contiene vitaminas del grupo B y D2
Comer shiitakes aporta a a nuestro organismo un auténtico “ejército de defensas”.
Aprovéchate de sus beneficios!