La moderna dieta occidental industrializada usa abundantemente grasas refinadas, hidrogenadas y saturadas.
A través de la hidrogenación parcial de los aceites y grasas logran un producto barato y untable de bajo precio, larga duración, gran versatilidad, estabilidad y plasticidad estructural: LA MARGARINA.
La margarina se obtiene a partir de un aceite líquido poliinsaturado que se lleva a temperaturas entre 120 y 270º al que se le sopla gas de hidrógeno para posteriormente a través de un catalizador, saturarlo y solidificarlo. El resultado es una especie de plástico muy útil para la industria alimentaria que contiene una grandísima proporción de grasas TRANS.
Hace unos años se empezó a promocionar a la margarina como combatiente de enfermedades coronarias y proponiendo las bonanzas de su función de reemplazo a la grasa animal. Se postulaba de ella que era beneficiosa para combatir el colesterol. Con el tiempo se ha demostrado que sus “bondades” son totalmente falsas.
¿A qué se debe este cambio de tendencia? ¿Es un efecto de las modas alimentarias o realmente hay argumentos para que la margarina se considere un alimento poco recomendable?
Júzgalo tú mismo:
- Con la hidrogenación la estructura molecular del grasa pasa de una estructura natural en forma curva llamada CIS a una estructura artificial (porque no existen en la naturaleza humana) en forma escalonada llamada TRANS.
- Las grasas hidrogenadas o grasas TRANS debido a su estructura artificial interfieren en el metabolismo lípido y se acumulan a las células adiposas.
- Aumentan la concentración de proteínas de baja densidad (LDL = colesterol malo) y disminuye las proteínas de alta densidad (HDL= colesterol bueno), por lo que provocan un incremento del nivel de colesterol en sangre.
- Para rentabilizar todavía más las grasas TRANS, la industria añade agua y para no perder solidez en el producto (recordemos que se busca su solidificación) se utilizan espesantes, emulsionantes, colorantes, aromatizantes y conservantes.
Y lo peor es que, puesto que la saturación y la hidrogenización permiten un menor coste económico de los aceites, una mayor plasticidad y además una superior conservación, estabilidad y resistencia al enranciamiento, la industria abusa de su uso, no sólo para la elaboración de margarinas y mantequillas, sino también para la fabricación de un sinfín de alimentos, tales como:
hamburguesas envasadas, patatas fritas congeladas, aperitivos (snacks), productos de bollería industrial, sopas deshidratadas, pastillas de caldo, galletas rellenas de chocolate, cereales con chocolate, palomitas de microondas, empanadillas, croquetas congeladas y pizzas congeladas.
La Oms y la American Heart Association recomiendan disminuir la cantidad que consumimos de grasas TRANS al 1% de nuestro aporte energético total ( 2 gr. al día para una dieta de 2.000 kcal).
Personalmente recomiendo que este porcentaje baje hasta el 0%.
Cuando se saturan (o hidrogenizan) los aceites vegetales se introducen grasas nocivas. La eliminación o reducción al máximo del consumo de grasas TRANS es una meta que todos deberíamos intentar alcanzar. Utiliza siempre las grasas insaturadas, por ejemplo los aceites vírgenes extra y de primera presión en frío , recuerda que en cuestión de aceites “no es oro todo lo que reluce”.
Te animo a que destierres de tu alimentación las margarinas y en general todas las grasas trans. Muchos lo hemos hecho, es mucho más fácil de lo que parece. Los beneficios se notan enseguida.
Todas las recetas de Cruditeka están libres de grasas TRANS y de productos hidrogenados, y son tan fáciles de elaborar… Prueba la increíble mantequilla de ajo, te encantará!!