“La niña bonita” es, entre otras cosas, una forma coloquial de referirse al número 15. El origen de esta asociación terminológica parece provenir del hecho de que es a esa edad cuando una niña pasa a ser mujer y está radiante de belleza.
Pues bien, la niña bonita de mi cocina, son un conjunto de 15 especias que suelo usar a diario, alternándolos y combinándolos a mi manera, para dar un toque distinto de sabor y aroma a mis platos y recetas.
Se trata de 15 especias que se han convertido en mis grandes aliadas.
Y es que las especias son las grandes olvidadas en la cocina moderna. En el mejor de los casos están infrautilizadas, y ello a pesar de que hoy día nuestros alimentos, altamente desvitalizados, procesados e industrializados, tienen grandes necesidades de condimento natural.
En el siglo XV en los países orientales se recolectaban las exóticas especias y se llevaban hasta la India, país en el que los mercaderes árabes iniciaban la ruta naval hasta occidente para su comercialización. Se consideraban productos preciosos y se compraban con oro. Era un manjar de y para ricos, que los codiciaban por sus propiedades conservantes, saborizantes e incluso medicinales.
No comprendo porqué, a pesar de que hoy día estos “polvos mágicos” están ya al alcance de cualquier bolsillo, hacemos tan poco uso de ellos. Además de favorecer la digestión y realzar el sabor de nuestros platos, tienen un montón de propiedades terapéuticas que hacen aconsejable su uso por razones de salud.
A continuación indico cuáles son estas 15 especias y hierbas aromáticas que tanto me ayudan al cocinar: orégano, comino, pimentón dulce, pimienta negra, ajo seco en polvo, eneldo, romero, jengibre, garan massala, tomillo, pimienta blanca, pimentón de la Vera, cebolla seca, cayena y cúrcuma.
Soy consciente de que no estoy descubriendo nada, de que ya conoces todas estas especias, de que alguna vez en tu vida las has usado para cocinar, e incluso de que puede que en tu despensa puedas tener todas o la mayoría de ellas.
Lo que quiero que entiendas es que de lo que se trata es de que las uses en tu día a día, en cada comida que prepares, personalizando tus recetas. Porque tenerlas en el armario o en la despensa, escondidas, o en la estantería más alta donde no alcanzas a cogerlas, no sirve para nada. Para su uso frecuente debes tenerlas “a mano”, debe ser muy práctico su uso y deben estar muy muy accesibles. Si no es así, no las usarás. Fíjate en la siguiente fotografía, así las tengo yo, junto a la sal (sal rosa, en mi caso), pues la sal sí una especia que solemos utilizar todos a diario.
Pon esa “niña bonita” en tu cocina y reinventa tus platos con un toque de color, de olor y de originalidad.
Anímate a probarlo!!!