Leche de vaca, es merecida su «mala fama»?

Como preámbulo a este post, creo que puede ser interesante pensar un minutito sobre esta realidad:

La leche es segregada por las mamas de los mamíferos para alimentar a sus crías. El hombre es el único ser vivo que se alimenta de leche de otras especies animales después de la etapa de la lactancia.

A poco que analicemos estas palabras, pueden surgiros las preguntas que me surgieron a mi:

¿Tendrán pues razón aquellos que hablan “mil pestes” de la leche de vaca?

¿Cómo obtenemos el calcio sin leche y sin sus derivados?  ¿Es aconsejable tomar leche de vaca  en procesos premenopáusicos? ¿No tomar leche de vaca puede favorecer la aparición de osteoporosis?

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Pues bien, lo cierto es que la leche de vaca, que es la más consumida por el hombre, contiene unas sustancias que suelen sentar mal a nuestro organismo:

  1. LACTOSA

Es un hidrato de carbono compuesto que se encuentra en la leche y se compone de dos azúcares: la glucosa y la galactosa.

Para que la lactosa pueda ser metabolizada necesita degradarse en el intestino a través de una enzima llamada lactasa. Pero los hombres no tenemos esta enzima porque deja de producirse después de los primeros años de vida, por lo que la lactosa no se digiere bien y provoca fermentación, putrefacción intestinal, flatulencias, diarreas, acidificación en sangre, inflamación y dolor intestinal. Todo ello acaba desencadenando las tan numerosas hoy, intolerancias a la lactosa.

  1. CASEÍNA

La caseína es la proteína más abundante en la leche de vaca y una gran parte de la misma es indigerible por el hombre. Está formada por unos glóbulos que raspan la boca cuando se toma la lecha tal cual sale de las vacas y por ese motivo se somete a un proceso de homogeneización logrando así que sus moléculas  sean más agradables al paladar pero  que provoquen respuestas inmunológicas porque no siguen el proceso digestivo normal. La caseína es una antígeno, y el cuerpo no la reconoce como proteína por lo que con la complicidad de la mucosa permeable ( síndrome que suelen padecer muchas personas sobre todo si no se alimentan saludablemente) los fragmentos más pequeños de la caseína penetran al flujo sanguíneo a través de las paredes intestinales.

Al pasar a sangre sin haber sido previamente neutralizados se producen una serie de consecuencias:

  • se hace necesario un trabajo extra del hígado y bazo, y cuando la actividad de éstos es insuficiente, se acaba sobrecargando a los riñones y provocando infecciones repetitivas y colapso renal
  • se genera un estado congestivo causante de asma, sinusitis, alergias e incremento de la mucosidad
  • se colapsan las arterias provocando aumento de colesterol en sangre.
  1. HORMONAS Y ANTIBIÓTICOS

Si además la lecha de vaca que consumimos no es ecológica ingerimos los tóxicos provocados por las hormonas y antibióticos que le suministran a la vaca.

DESCALCIFICACIÓN

Contrariamente a lo que se ha propugnado durante años a nivel nutricional, lo cierto es que la leche de vaca, lejos de resultar un aporte de calcio para nuestro organismo, lo descalcifica. La leche acidifica nuestro organismo y éste, para contrarrestar la acidificación y volver al medio alcalino en el que se encuentra cómodo y saludable, tira del calcio que tenemos en nuestras reservas y de otros minerales, provocando  un claro efecto de descalcificación.